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miércoles, 6 de mayo de 2020

Los hermanos Wright de la Edad Media


Imagen: Ícaro y Dédalo
Pintor: Charles Paul Landon  Fecha: 1799
El ser humano desde su existencia a tenido el afán de imitar y lograr lo que ve en la naturaleza, una de esas cosas es la observación que siempre a realizado de las aves, la mitología y las creencias religiosas está lleno de casos en que el hombre vuela montando águilas u otros seres mitológicos, ejemplo es la leyenda griega que relata cómo el dios Apolo había ido a buscar grifos y regresado a Grecia cabalgando uno de ellos. Pero la capacidad que tiene el hombre de desarrollar e inventar aparatos para realizar sus sueños, no es algo propio de los hombres modernos y no le iba dejar que sólo los dioses tuvieran esa posibilidad de disfrutar la libertad de las aves. En su búsqueda de resolver problemas a través de la tecnología y el desarrollo de los mismos crece a pasos agigantados, pero el vuelo se fue dejando para las deidades por su propio miedo a alcanzar el cielo, como sucede en el Mito de Ícaro y Dédalo, cuando Dédalo está encerrado junto a su hijo Ícaro en el Laberinto se construye unas Alas de trozos de Lino con cera de abeja, escapan en vuelo pero Ícaro, atraído por alcanzar mayor altura, cae producto de que el sol derrite la cera, muriendo en el mar. 

Planos de Leonardo Da Vinci
Hoy en día, lo que nos dice la historia es que los hermanos Wright hicieron el primer vuelo controlado el año 1903, pero también a tomado mucha fuerza el hecho de que Leonardo Da Vinci haya dejado manuscritos con sus investigaciones y desarrollo de inventos de máquinas voladoras, algunas aladas y otras como especies de helicópteros, a la vez hay registro y algo de evidencia que otros también lo intentaron y con algo de suerte, bastante antes que Leonardo. 

El vuelo de Abbás Ibn Firnás
En el año 852 un científico Andalusí llamado Abu l-Qāsim Abbās ibn Firnās (Abbás Ibn Firnás) realiza un experimento de vuelo lanzándose desde una torre de Córdoba con una gran lona, esa caída le significó lesiones leves, creando de ésta forma el primer paracaídas. A los 65 años (año 875) hace un nuevo invento y prueba, ésta vez con
una estructura en forma de alas de madera con telas de seda adornada con plumas de rapaces, se lanza de una torre y logra mantener vuelo durante varios minutos, pero cae en picada, esto fue observado por una gran multitud de invitados, su caída ésta vez le significó la fractura de sus piernas y por su avanzada edad ya no pudo experimentar las modificaciones que descubrió que debía hacer agregándole una cola como la de las aves. 



Otro personaje que experimentó el vuelo con resultados bastante buenos fue el monje


Elmer, el monje volador
Fotografía © Andrew Dunn
Eilmer de Malmesbury, monje benedictino que tuvo a su alcance la segunda biblioteca más grande del mundo, lo que le permitió ser una gran estudioso de las Matemáticas y astronomía, seguramente ahí dentro de todo lo que leyó se interesó en la forma en que Ícaro y Dédalo intentaron escapar de su cautiverio logrando Dédalo volar por largo tiempo, o algún escrito que hablara de Abbás Ibn Firnás, fue así como realizó según lo que se rescata de lo escrito por William de Malmesbury, historiador del siglo XII de la misma abadía que nuestro personaje, en la crónica De Gestis Regum Anglorum (Hechos de los reyes ingleses) escrita en 1120 donde se describe que Eilmer estudió por bastante tiempo los vientos y presión atmosférica, con el fin de realizar un vuelo en perfectas condiciones, construyó unas alas con madera probablemente de sauce o fresno con una cobertura de tela fina, se sujetó de manos y pies, fue a la torre de la Abadía de unos aproximados 24 metros de altura a una distancia del río de unos 200 metros, esperó las condiciones de viento para poder lanzarse, se lanza al vacío y logra avanzar hasta el río todo esto debe haber durado por lo menos unos 15 segundos, pero un cambio en el viento lo manda en picada, resultando la rotura de ambas piernas, dejándolo cojo de por vida, impidiendo un segundo intento de vuelo con las modificación que planearía, sumado a esto llegó éste experimento a oídos del Abad, quien ordenó requisar todas las construcciones y planos, además de ordenar la prohibición de intentar volver a lanzarse a intentar volar nuevamente. 

Hoy en día Abbás Ibn Firnás es reconocido en como el iniciador de la aeronáutica y si los experimentos que realizaron tanto Abbás como Eilmer hubiesen seguido, probablemente el desarrollo del vuelo hubiese empezado bastante antes que en el Siglo XX.


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